Vaya la que han preparado en el colegio Montessori de Salamanca. No se les ha ocurrido otra cosa que separar a niños y niñas en las clases. No a todos, sólo a los de 1º de Infantil, supongo que como paso previo a aplicar esta medida en las generaciones posteriores.
En el colegio argumentan que esto de separar a niños y niñas en las clases (la educación diferenciada) se debe a "desigualdades notables de rendimiento, reconocimiento y comportamiento entre los chicos y las chicas". Los mejores rendimientos en el ámbito académico corresponden a las chicas, y las mayores tasas de fracaso escolar a los chicos.
La educación diferenciada plantea la conveniencia de que niños y niñas sean educados en función del grado de desarrollo cognitivo y social que presentan, planteando una vuelta a las clases de sólo niños o sólo niñas, más homogéneas en una serie de factores. Esta separación académica no tiene por qué constituir ninguna traba a la convivencia entre niños y niñas, sino sólo una forma más práctica de abordar las diferencias entre ambos grupos.
El problema es que a los socialistas de Castilla y León la medida no les debe haber parecido nada bien. Al parecer consideran discriminatorio que niños y niñas reciban las clases en aulas diferentes, y recuerdan que el artículo 14 de la Constitución instaura la igualdad sin que pueda haber discriminaciones de ningún tipo.
Me temo que esta gente ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio. Porque ha sido su gobierno socialista quien ha instaurado una ley (constitucional y aprobada por consenso, curiosamente) que castiga de modo diferente la violencia en la pareja según el sexo del agresor, que plantea todo tipo de medidas de eso que llaman "discriminación positiva" para favorecer los derechos de las mujeres, medidas que incluso llegan hasta a primar proyectos de investigación no por la calidad de lo estudiado sino por el hecho de que en el equipo haya mujeres, que han impuesto cuotas para el acceso a los puestos directivos de las empresas, que han creado un Ministerio de Igualdad que se dedica a velar prioritariamente por los derechos de las mujeres (curioso concepto de igualdad, sí), y tantos otros despropósitos que no se pueden criticar porque puede uno caer en las manos de la Santa Inquisición.
La educación diferenciada que plantea el colegio Montessori es una necesidad. Y lo es porque nuestros hijos (no nuestras hijas) no se integran bien en modelos educativos que favorecen las habilidades de las niñas, más cómodas de educar. La enseñanza es un mundo muy feminizado donde la mayoría de los enseñantes (creo) son mujeres y donde son las mujeres las que se sienten bien. Si se plantean medidas de discriminación positiva y se reconocen las diferencias entre sexos para el acceso en las pruebas físicas al Ejército, la Policía Nacional o la Guardia Civil, ¿por qué no aplicar también medidas que intenten corregir la desigualdad en la maduración de niños y niñas?
No creo que sea buena medida que se exija lo mismo a niñas (más maduras) que a niños (menos maduros) en la infancia. Quizás si volviésemos atrás y comprobásemos cómo no nos fue tan mal a los que fuimos a clases de sólo niños y sólo niñas a estos protestones profesionales no se les llenaría tanto la boca criticando lo que los demás hacen.
Lo que no acabo de entender es por qué puede haber discriminación positiva favorable a las mujeres y no a los hombres ¿Será porque todo es "Por ellas, para ellas... y de ellos"?
miércoles, 11 de febrero de 2009
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