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sábado, 13 de diciembre de 2008

La industria del maltrato

Al parecer no soy el único que piensa que todo es "Por ellas, para ellas... y de ellos"

La ley y las trampas


02.11.2008 - JUAN BONILLA


EN España, los índices de maltrato a mujeres por parte de sus parejas no son superiores a los de la media europea. Lo dicen las estadísticas. También dicen que en lo que sí ganamos al resto de Europa es en el número de denuncias falsas que se interponen aprovechando la ley contra la violencia machista. Todo lo concerniente al machismo parece prestarse a equívocos -desde la propia definición de la palabra en el Diccionario donde se habla de «Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres», saltándose a la torera el hecho probado de que muchas mujeres son y ejercen de machistas. Lo cierto es que, desde la promulgación de la ley contra la violencia de género, se ha creado una especie de industria -ya se habla de ella en foros jurídicos- de denuncias de malos tratos y abusos sexuales en la que, inevitablemente, se dan casos que serían esperpénticos si no fueran trágicos. Hace unos meses un hombre encontró a su mujer muerta en su casa, llamó a los servicios de urgencia que inmediatamente dieron parte del caso a la policía que se llevó detenido al hombre, sospechoso de haber matado a una mujer que no presentaba signos de violencia. La fuerza de la sospecha le hizo pasar, con su pena de viudo reciente, una noche en el calabozo, y antes de ir a enterrar a su mujer tuvo que contestar algunas preguntas del juez.



Pónganse por un momento en la piel de ese hombre -que eso es lo que significa solidaridad. Háganse a la idea de que la persona a la que aman acaba de morir, que usted ha avisado a los servicios de urgencia, y que el paso siguiente es que se encuentra en un calabozo y están investigando sus antecedentes, alguien pregunta a sus vecinos si la pareja se peleaba, si usted era violento, si... Hitchcock podría haber hecho un remake de su 'Falso Culpable' con este argumento. Pero hay otros, lamentablemente, hay muchos otros casos en los que una pareja deshecha, que se ha declarado la guerra con hijos de por medio, cede al narciseísmo (por decirlo con una palabra inventada) y, sin pensar para nada en el bien de esos hijos, tratan cada cual por su lado de destruir al otro. El caso más impresionante de entre estos es el de esa mujer que apoyada por su mamá le enseñó a decir a sus hijos «papá me ponía el pene en la cara», para llevarlos luego al juez y enchironar al hombre que...resultó inocente del todo -después de mil análisis psiquiátricos a los niños de cinco y tres años que acabaron desmontándole la película a la mujer. Claro que cuando el hombre salió de la cárcel, habían pasado cuatro meses. Cuatro meses en la cárcel, amigos. No voy a pedirles que se pongan en el lugar de ese hombre porque no van a poder hacerlo. Ahora viene lo mejor: ese hombre aún no ha recuperado la custodia de sus hijos porque... ha estado en la cárcel, claro, y por lo tanto no es lo suficientemente fiable como para que se le ceda esa custodia. Da igual que estuviera en la cárcel por un delito que no cometió, se entiende que haber estado en la cárcel es estigma más que suficiente como para que no se le dé así como así esa custodia que, por descontado, aún tiene la madre de sus hijos, apoyada, nunca mejor dicho, muy de cerca por su mamá.

Las grandes perjudicadas de esta industria de las falsas denuncias son las mujeres a las que de verdad maltratan, porque si se produce un movimiento de sospecha hacia la mujer que denuncia después de ver cómo esta industria de la denuncia ha degenerado en tantos casos de flagrante injusticia como los mencionados, no habremos avanzado un solo paso en la lucha contra la llamada 'violencia de género'.



Parece que se está investigando en la actualidad si hay algún tipo de mafia tras este alud de falsas denuncias, pues no en vano es también un asunto económico que reporta pingües beneficios, aparte de una constatación temible de que si algo corre peligro en nuestros días es precisamente la presunción de inocencia. Como toda ley, esta contra la violencia machista, nació con muchas trampas a su sombra. Y si una ley ha de impartir justicia, parece muy evidente que esta es perfectible, pues por sus agujeros se están colando demasiados casos de esperpento trágico que empie