Yoli

Parece que los españoles somos menos tontos de lo que se creen los lobbys que controlan los medios de comunicación afines al régimen. Mientras estos y algunas mujeres periodistas daban como clara ganadora a Yoli los lectores de El Mundo, un periódico que reparte a izquierda y derecha por igual y poco sospechoso de ser afín a ningún modelo político claro, quizás el uno de centro real porque no tira para ningún lado, dieron ganador a Abascal.

Santi hizo su discurso. Propuso ese programa político en el que por primera vez un partido no es feminista y gobierna para hombres y mujeres, nos dejó claro que el modelo de género no es ciencia sino ideología, que por ser hombres no tenemos derecho a la presunción de inocencia, y no entró al trapo de las exigencias pueriles de Yoli y los datos sesgados como las encuestas del CIS que nos aporta el gobierno. No hizo demagogia no ofreció cosas que no podemos pagar como la reducción de la jornada laboral o de las listas de espera de la sanidad, que son consecuencia de un sistema enano que no puede dar más de sí, como se comprobó en la pandemia, ni la revalorización de las pensiones con el IPC que es imposible porque ese sistema tampoco se sostiene, ni de ese cambio climático cuyas causas atribuidas tiene que ver con un bienestar al que no estamos dispuestos a renunciar, ni de tantos otros mantas de la izquierda que les acusan de fascistas y antidemocráticos viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo 

Para los lectores de El Mundo y para muchos más, que le votaremos el próximo domingo entre otras cosas porque es el único que defiende los derechos de todos y no sólo de las mujeres, que quiere que recuperemos soberanía y que ve la inutilidad de diecisiete parlamentos y todo el entramado político que conlleva, que sabe que las fronteras es mejor dejarlas quietas, que quiere escuchar al pueblo en las decisiones importantes y no ser un despota ilustrado y que no promete cosas que sabe que no puede cumplir, Santi ganó. Para mí Yoli se comportó como una cría egocéntrica y caprichosa que cree que con sentarse en la poltrona ya puede conseguirlo todo, pero sólo para sus amiguitas, los demás no le importamos.