sábado, 17 de marzo de 2018

El feminismo nos libera. ¡Loor al feminismo!

Somos testigos de un momento histórico: La victoria del feminismo, su posicionamiento como movimiento social predominante en la sociedad del siglo XXI, identificándolo como sinónimo de igualdad, El patriarcado, antaño imperante en las vidas de nuestros antepasados, es ya un recuerdo y no sólo el derecho al voto sino la brecha salarial y los techos de cristal, últimos rescoldos de la dominación de los hombres sobre las mujeres por el mero hecho de serlo unos y otros, no tardarán en ser un mal recuerdo que será eliminado de nuestro recuerdo o tal vez mantenido en memoria para que no se vuelvan a cometer tan grandes tropelías.
Hombres y mujeres hemos de caminar juntos, pero al igual que sucedió en las manifestaciones feministas e igualitarias que se prodigaron por toda la geografía española o en las películas de superheroínas de Hollywood que no hacen otra cosa que vengar un agravio histórico reduciendo a la nada a Superman, Ironman, Luke Skywalker o 007, ellas han de ir un paso por delante porque así ha de ser, porque eso dictan las reglas de la igualdad, porque han de ser compensadas por toda esa discriminación que padecieron con el devenir de los siglos desde que el arado impuso un modelo de vida y las ató para siempre-hasta ahora a depender de un hombre por el mero hecho de ser mujeres.
“Ante la duda tú la viuda”, dice un aserto popular. Se admite con la mayor normalidad del mundo que un inocente vaya a la cárcel si con ello se evita el asesinato
o de una mujer a manos de su pareja, se nos ha educado a creer que en caso de conflicto entre hombre y mujer es ella quien defiende los derechos legítimos y él quien intenta pisotearlos, que no se pega a las mujeres pero no se dice nada de pegar o asesinar a los hombres, que las mujeres son siempre la parte agredida mientras la sociedad en su conjunto se rasga las vestiduras ante lo ocurrido con el pescaíto o ignora la reciente agresión de dos niñas adolescentes a un compañero de clase con síndrome de Asperger, como ignora también las desorbitadas tasas de suicido masculino en relación al femenino porque, no lo olvidemos, el hombre ha de ser siempre el agresor hasta de sí mismo.
El feminismo nos ha abierto los ojos en muchas cosas, haciéndonos conscientes de la desigualdad que existe entre hombres y mujeres, pero ha cometido el craso error de creer que esa desigualdad es unilateral y siempre en el mismo sentido. Y el feminismo radical actual, al que en el lenguaje popular se ha identificado con la expresión feminazi que aunque no les guste está tomando arraigo entre las gentes de a pie, hombres y mujeres, ha conseguido invisibilizarnos a los hombres, convencer a políticos y medios de comunicación, que a su vez tienen el triste don de gozar de credibilidad absoluta (el típico dicho de “es cierto, lo dijo el telediario”) de que esto que ya no lo es y tal vez nunca lo fuera sigue siendo un patriarcado y de que el hombre es una especie a extinguir. Nos ha abierto los ojos y nos hemos dado cuenta de que la relación con nuestras mujeres tiene más de comercial que de afectivo, y más que replantearnos nuestra propia masculinidad que es por definición indefinible e irreductible, puede y debería llevarnos a replantearnos por qué y para qué estar con quien dice querernos pero en realidad nos convierte en instrumentos para su supervivencia y la de sus hijos, exactamente lo mismo que el feminismo hace con nosotros en sus manifestaciones. Hombres sí, pero ahí atrás, haced bulto, defendednos de las agresiones, que se os vea elemento decorativo, pero respetad nuestra libertad.
Así que ha llegado también el momento en que reivindiquemos el derecho a nuestra libertad y para ello nos liberemos de las ataduras que ellas nos han impuesto, de los engaños del feminazismo, de lo que queda de un patriarcado más matrilineal que otra cosa, de esa dependencia absurda y de creernos don Quijote porque, por muy romántico que sea, eso no nos lleva a ningún lado y Dulcinea vive muy bien ignorándonos y, lo que es mejor, no la necesitamos para nada. Si el movimiento de liberación de la mujer de los años sesenta y setenta del siglo pasado liberó el tiempo de nuestros padres y les permitió disfrutar de tiempo de ocio, el feminazismo actual nos va a liberar de la dominación que secularmente las mujeres han ejercido de forma sibilina sobre nuestros antepasados y sobre nosotros mismos. Y las feminazis, con toda su parafernalia, los harán libres del mayor yugo que durante miles de años nuestros antepasados llevaron con dignidad e ignorancia. ¡Loor a las feminazis!


sábado, 3 de marzo de 2018

Todos necesitamos un 8-M


El colectivo que convoca la huelga feminista del proximo dia 8 dice ¡Basta!

Basta de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Basta de escuchar “yo no pego a mujeres”, de centrar el punto de mira en la violencia contra las mujeres obviando otros tipos de violencia, de reclamar que no se ejerzan agresiones contra mujeres y niñas, de olvidar que el sexo masculino tambien sufre agresiones y que la mayor parte de las muertes violentas y de las agresiones fisicas no se producen contra mujeres. Como hombre yo tambien quiero que se reconozca mi derecho a vivir en paz y tranquilidad, a no ser agredido ni humillado, ni considerado un maltratador por razon de mi sexo.

Basta de violencias hembristas, cotidianas e invisibilizadas que vivimos los hombres cualquiera que sea nuestra edad y condicion. Basta de tener que ser accesibles sexualmente a todas las mujeres que asi lo quieran, de que se nos eduque en ser esclavos del sexo, que tengamos que estar siempre dispuestos a darles placer, a hacerlas disfrutar, basta de condicionamientos que desde la infancia nos adiestran para no decir que no cuando ellas lo desean y si a recibir su negativa. Queremos ser libres para poder vivir con independencia sin ser sometidos a la dominacion que ellas ejercen condicionando y alimentando nuestro deseo. Basta de mostrarnos en los medios como maltratadores, agresores sexuales y seres violentos, la inmensa mayoria ni lo somos ni lo seremos. Queremos vivir nuestro deseo sexual sin trabas, imposiciones ni obligaciones.

Basta de opresion por nuestras opciones sexuales. Podemos y debemos ser lo que queramos, lo que nos impongan. El que quiera ser hetero que lo sea, el que gay tambien y el que elija cualquier otra opcion es bienvenido. Pero igual que no queremos tener menos derechos por ser hombres, tampoco lo queremos por ser heterosexuales que, hoy por hoy, parece seguir siendo la opcion predominante.

Nosotros tambien somos necesarios para la reproduccion de la vida. Tambien ejercemos tareas de cuidado y tambien realizamos actividades domesticas que no se nos reconocen ni se nos remuneran, queremos que se valore nuestro trabajo, tanto el que recibe una retribucion economica como el que no, y no ser los aprovisionadores de nuestra familia por el hecho de ser hombres, queremos que la funcion de proveer a nuestro grupo de convivencia recaiga sobre los dos por igual, y que las estadisticas analicen realmente a que dedicamos el tiempo unos y otros. Queremos disfrutar de libertad de movimientos, no estar encasillados en ir del trabajo a casa y de casa al trabajo, que nuestras parejas no se gasten el dinero fruto de nuestro trabajo como nosotros no nos gastamos el suyo, y una convivencia mas equilibrada y sana para todos. Basta ya de que no se reconozca lo que aportamos fuera del trabajo remunerado.

Reivindicamos una sociedad libre de opresion por razon de sexo, hacia hombres y hacia mujeres. El cese de las mal llamadas politicas de igualdad que solo generan mas division entre hombres y mujeres, la manipulacion informativa que lleva a mostrarnos como agresores y a las mujeres como agredidas cuando la gran mayoria de unos y otras lo unico que queremos es vivir una vida sin mentiras y en paz, la mordaza que nos impide expresarnos porque rapidamente se nos tacha de micromachistas, machistas o patriarcales y con eso justifican su dominacion.

No creemos que cobremos mas que las mujeres por el mismo trabajo, y por eso no vamos a apoyar esa reivindicacion. Pero si creemos en la mayor retribucion de la peligrosidad, la nocturnidad, el mayor numero de horas y otros factores que parecen no querer ser estudiados porque algunos colectivos siguen anclados en epocas arcaicas en las que la division del trabajo era muy diferente.

Los hombres tambien tenemos precariedad laboral, tambien vamos al paro, tambien firmamos contratos basura para poder continuar en el mundo laboral. Tambien hacemos chaperones no regulados para conseguir mas ingresos para nosotros y nuestro grupo de convivencia y asumimos los riesgos para nuestra integridad que eso conlleva. Tambien nosotros queremos que no haya discriminacion salarial, hacer menos horas y asumir trabajos menos peligrosos y para ello esperamos que nuestras mujeres se atrevan a asumir esas labores, al mismo tiempo que deseamos poder irnos incorporando a tareas que anteriormente nos estaban vedadas por razon de nuestro sexo.

Queremos que el fruto de nuestro trabajo sea nuestro y tener el derecho a poder elegir con quien compartirlo. Que no se nos obligue a que quien ya no este con nosotros siga beneficiandose de ello, que la sobrevaloracion de las tareas no remuneradas que infravalora las nuestras no sea esgrimida como excusa para que se nos quite el fruto de nuestro esfuerzo para darselo a la mujer que convivio con nosotros. Queremos poder tener acceso a nuestros hijos en las mismas condiciones que su madre y no tener que pagar un alquiler por ellos, que no se nos considere empresarios de nuestra propia casa y que se entienda que si elegimos libremente vivir con alguien podemos tambien elegir libremente dejar de hacerlo sin por ello tener que pagar un canon vitalicio, sea del tipo que sea.

Exigimos la despatologizacion de nuestras vidas. Que no se nos considere violentos, criminales o asesinos solo porque una pequeña proporcion lo fueron, que se entienda que no todos somos violentos. Y que en la educacion no se imponga una igualdad basada en el feminismo, porque esa denominacion ya introduce un sesgo desigualitario.

Exigimos que la educacion se desideologice y nuestros hijos reciban conocimientos cientificos solidamente probados y basados en estudios libres de intereses y alejados de ideologias. Que los valores que se les enseñen sean universales y no primen a un sexo sobre el otro, y que se elimine la perspectiva de genero de su educacion por ser claramente ideologica y generadora de desunion, abusos y rencores.