miércoles, 4 de noviembre de 2009

Caballerosidad, una muestra de opresión hembrista

SER UN CABALLERO NO PASA DE MODA, NI TIENE EDAD.

La caballerosidad bien entendida está al margen del tiempo. No sólo “en la mesa y en el juego se conoce al caballero”, sino en lo más esencial, el respeto por los demás, que es respeto por uno mismo y el dominio de los propios actos: un caballero nunca pierde la paciencia.

La caballerosidad no es cuestión de cultura, sino de educación. Hay personas muy cultas que no serán, ni han sido nunca, caballeros, porque carecen de educación. Hay personas sin una gran cultura, pero educadas, lo que les permite ser caballeros.

Actitudes de un caballero.

La caballerosidad no sólo se hace de gestos, sino de actitudes, por ejemplo, un perfecto caballero nunca pierde la paciencia. La razón es que si la perdiese, pondría en evidencia que no sabe contenerse y esto es impropio de un hombre.


* Un caballero nunca interrumpe a los demás cuando hablan, entre otras razones, porque supondría una falta de respeto a las ideas ajenas.

* Un caballero siempre demuestra respeto por los mayores, porque sabe que la sabiduría radica en ellos.

* Un caballero nunca se alegra de los errores ajenos, porque supone que la persona que ha errado lo último que necesita es su burla.

Conductas de caballerosidad.

Hasta aquí unos principios básicos de caballerosidad, que deben acompañarse de otras conductas, siendo la más dolorosa la de esperar a comer a una mujer cuando uno se muere de hambre, la comida se enfría, y nuestra deliciosa acompañante no parece tener ninguna prisa por empezar.

Entre las costumbres que se están perdiendo, no sólo por culpa de los hombres, sino por las actitudes de ciertas mujeres que no quieren ser tratadas como damas (la esencia de la feminidad), destacamos:


* Ceder el paso o abrir antes la puerta del coche a la acompañante.

* En los restaurantes, acercar el asiento a la señora.

* En un transporte público, ceder el asiento a una señora o a una persona mayor.

* Coger la carga a la mujer. Es más que chocante ver a mujeres cargadas de bultos a la salida de los supermercados y los maridos fumando un cigarro. Una foto de esta escena debería convencer a cualquier juez para concederla el divorcio.

* En los días de frío, el caballero siempre cede la chaqueta a la mujer.

* Si nuestra acompañante lleva tacones, siempre se ofrece el brazo. ¿Puedo ofrecerte mi brazo?.

* Si estamos en un acto social, siempre preguntar a la acompañante si podemos traerle algo. Siempre estar pendiente de que se sienta atendida y cómoda.

* Nunca fijar la mirada en una mujer en compañía de otra.

* Cuando la mujer llega tarde a la cita y se disculpa (hipócritamente porque ninguna mujer que se precie es puntual) contestarla que “ha merecido la pena la espera”.



Y así podríamos hacer una lista interminable.

Lo peor de todo es que muchos hombres renuncian a ser caballeros porque muchas mujeres les califican de anticuados, lo que es cierto, pero el que realmente es aun caballero no puede dejar de serlo a pesar de los que le digan. En un estilo de vida. La única elegida por los que anteponen el respeto y la cortesía a todo lo demás.
Si las mujeres exigiesen ser tratadas con caballerosidad, se evitarían muchos de los problemas que leemos a diario.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Umm.¿A ti te interesa la caballerosidad?
Yo como mujer.NO.
No se trata de que me ayuden como mujer.Sino que me ayuden.Igual que te abriría la puerta si estas cargado.
Kxll

Carlos Gallego dijo...

Vale, pues dejemos de ser caballerosos y respetémonos las unas a los otros y los unos a las otras