domingo, 22 de marzo de 2009

Mi opinión sobre linces, mensajes feministas y críticas a los obispos



ANTE LA ESTÚPIDA CAMPAÑA DE LAS LINCES, PROMOVIDAS POR LOS GRUPOS FEMINISTAS RADICALES, NO TENGO MÁS REMEDIO QUE MANIFESTARME RESPECTO A LOS SIGUIENTES PUNTOS:

QUE SE TRATA DE:

UNA PUBLICIDAD ENGAÑOSA: La Conferencia Episcopal no va contra el derecho de las mujeres a ser madres, sino contra la vulneración del derecho del no-nacido a nacer. Que no pueda votar (todavía) no implica que no tenga derecho a la vida.

UNA CAMPAÑA POLÍTICA: Porque pretende hacernos creer que se trata de ir contra un derecho promovido por el Gobierno socialista cuando contra lo que se pretende defender es otro derecho que entra en flagrante contradicción con el de no querer tener hijos en ese momento. Además, pretende cercenar el derecho a la libertad de expresión de quienes no piensan como ellas.

UNA HIPOCRESÍA: Es fácil criticar a los obispos por el mero hecho de ser obispos, o de no oponerse a otro tipo de comportamientos que no se pueden regular legalmente como las guerras. Además nos hace creer que no se ponen a la pena de muerte, cuando entre una de las normas prioritarias de comportamiento que siguen, los 10 Mandamientos, se recoge el precepto de "no matarás". Es precisamente la defensa de este precepto la que les lleva a rechazar de pleno la modificación de la ley del aborto que ellas defienden.


POR TODO ELLO:

EXIGIMOS más formación sexual y emocional para los jóvenes y las jóvenes a fin de evitar el mayor número de embarazos no deseados y medidas para que los niños concebidos de forma no deseada crezcan en plenitud, en compañía de su padre y de su madre.

RECHAZAMOS el aborto como solución al problema del embarazo no deseado.

QUEREMOS las mismas consecuencias del acto sexual para los varones que para las mujeres, y en general todo tipo de derechos y obligaciones en igualdad para ambos sexos.


PORQUE ser padre no es lo mismo que poner el semen y pagar las facturas.

CONCLUSIÓN:

Es necesario que se respeten las opiniones de los obispos, se compartan o no, y que se adopten medidas para que los grupos feministas radicales no coarten la libertad de expresión de quienes no pensamos como ellas. Por mucho que queramos, la vida de un ser humano, nacido o no, sigue teniendo más valor que la de un lince.

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